La vicepresidenta intervino el gobierno nacional. Todas las medidas que se tomen desde ahora tendrán a ella como responsable.
Martín Guzmán ya no está más en el Gobierno. Ahora, la ministra de Economía, Silvina Batakis, responde a la vicepresidenta Cristina Kirchner, que le intervino el gobierno al presidente Alberto Fernández. Hasta ayer, Batakis trabajó en el Ministerio del Interior con Eduardo “Wado” De Pedro, de La Cámpora. Cristina Kirchner convalidó su nombramiento después de tumbar el plan de Sergio Massa. A partir de ahora la vicepresidenta no podrá echarle la culpa a nadie por el éxito o del fracaso del programa económico. Será todo mérito o culpa de ella.
En estos últimos dos años, Cristina Kirchner pretendió instalar el relato de que la política económica no es culpa de ella. Se la pasó criticando al Presidente y al ex ministro Guzmán más que a sus opositores, en una maniobra para tomar distancia y desentenderse del gobierno que ella misma designó. Con la designación de Batakis, inspirada y avalada por ella, ya no podrá tener esa coartada. Esta vez la gloria o el crimen serán de ella, exclusivamente de ella, además del Presidente.
Por las dudas, Batakis ya avisó que la lucha contra la inflación no se resolverá en poco tiempo y que la recomposición de los salarios al 100 por ciento también será una lucha larga. Comenzó a abrir el paraguas, porque en la economía no hay magia.
Sin embargo, Cristina Kirchner decía hasta ayer que con la redistribución y más intervención del Estado, la inflación se podía controlar y los trabajadores podían ganar mejores salarios para marchar con posibilidades de ganar las elecciones de 2023. Al parecer, su ministra ya no piensa lo mismo. Ahora la inflación y los bajos salarios serán responsabilidad de Cristina Kirchner. Su plan está a prueba.
Alberto Fernández le pidió a Batakis que comunique que habrá continuidad de la política económica de Martín Guzmán pero eso significaría enfrentarse a la mentora de Batakis, Cristina Kirchner. En el Gobierno hay desconcierto: “Lo que es seguro es que el kirchnerismo no la va a agredir. Y es posible que se ralentice la segmentación de tarifas y el equilibrio fiscal, que ella defendió”, dijo un funcionario que responde al Presidente. Es difícil hacer coincidir dos ideas incompatibles.
Al asumir, Batakis dio algunas definiciones generales:
-Continuar con el plan económico del Presidente (que gestionaba Martín Guzmán, que fue echado por Cristina Kirchner).
-La segmentación de tarifas, por la cual el kirchnerismo combatió y agredió a Guzmán.
-Equilibrio fiscal y solvencia fiscal, que mereció criticas de Cristina Kirchner, que el mismo sábado dijo en Ensenada que el déficit no es la causa de la inflación.
-El acuerdo con el FMI, que Cristina ordenó rechazar en el Congreso a sus diputados y senadores. Hasta dijo que se cumplirán las metas.
-El aumento de exportaciones, que Cristina Kirchner criticó porque decía que era un modelo que garantizaba bajos salarios.
Todas esas políticas que Batakis reivindica son las que Cristina Kirchner, su mentora, criticaba como la más ferviente opositora al ortodoxo Guzmán, hasta lograr que se vaya. ¿Cómo hará la nueva ministra para ser la continuidad de Guzmán como pidió Alberto Fernández y al mismo tiempo complacer a la vicepresidenta? Una de las dos cosas no ocurrirá.
“Me parece que no va a ser agredida. Quizás se ralentice la segmentación. No sé qué acordaron anoche”, dijo un funcionario de Alberto Fernández. La comida de Olivos de anoche fue hermética y nadie se enterará de los acuerdos hasta que salgan las primeras medidas públicas que anuncie Batakis.
Mientras tanto, el kirchnerismo pide el salario básico universal y el aumento de salarios por decreto, mayor intervención del Estado, más distribución del ingreso y más gasto. Si la ministra confirma la política del mayor intervencionismo, la espiral inflacionaria podría agravar el desastre. Pero ahora, la responsabilidad, además del Presidente, la tendrá la nueva interventora del Gobierno, que se llama Cristina Kirchner.